Oligoelementos

Oligoelementos


Los oligoelementos son unos minerales, cuyo descubrimiento se remonta al siglo XVIII, constituyendo aquellas sustancias minerales  que se encuentran en débiles cantidades en algunas plantas y animales, aunque no es hasta el siglo XX cuando se considera la posibilidad de utilizarlos de forma terapéutica.

En 1.835 Berzelius, observó que cuando se añadía determinadas sustancias a un medio se producía una aceleración en las reacciones bioquímicas orgánicas de las plantas, propiedad a la que denominó catálisis.

Más tarde, Pasteur publicó que se obtenía mayor rendimiento y más rápido desarrollo en los cultivos de levadura en medio líquido que contenía azúcar y tartarato de antimonio, cuando añadía al medio cantidades mínimas de determinadas sustancias químicas.

Los trabajos de un discípulo de Pasteur, Raulin, sobre los cultivos de espárrago y, sobre todo, poco más tarde, en 1.897 las investigaciones de Gabriel Bertrand pusieron en evidencia la importancia de ciertos minerales, que se encuentran en los organismos vivos a nivel de cantidades infinitesimales, tienen en el funcionamiento orgánico, demostrando que para que la lacasa actuara, necesitaba la presencia de una mínima cantidad de cobre y manganeso.

Es entonces cuando los demás minerales que habían sido considerados como impurezas, debido a que figuran en débiles cantidades, tomaron la importancia que merecían para la ciencia, denominándolos oligoelementos (oligo = poco).

Los oligoelementos, permiten reequilibrar los intercambios orgánicos, debido a su importancia en el terreno enzimático. Las enzimas, tienen además la capacidad de modificar el reparto de electrones, y colocar a las moléculas en la mejor situación para permitir que reaccionen.

Función de los oligoelementos:

Los oligoelementos, tienen un papel de tipo estructural o funcional, dependiendo de la molécula a la que se unan,  y así, si la molécula es:

  • sustancia orgánica, no enzimática: Estructural. Ej.: hierro en la hemoglobina o yodo en la tiroxina.
  • enzima (como cofactor): Papel estructural. Este es el aspecto que más nos interesa desde el punto de vista de la medicina funcional, pues las enzimas son indispensables para la vida tal y como hoy la concebimos y si los oligoelementos forman parte integrante de éstas, podemos afirmar que son por tanto también indispensables para el normal funcionamiento del metabolismo humano.

Los oligoelementos, ejercen un papel en los procesos bioquímicos, como catalizadores, es decir, como observó ya Pasteur, los oligoelementos aumentan la velocidad de las reacciones químicas, al permitir el funcionamiento de las enzimas, ya que éstas funcionan solo con su presencia o algunas lo harían pero a velocidades muy lentas. A este proceso fue al que se denominó catálisis. Constantemente, tienen lugar en el interior de cada una de nuestras células multitud de reacciones químicas, que no tendrían lugar sin la presencia de estos minerales favoreciendo y acelerando la acción de las enzimas.

La “ametalosis”, que se podría definir como la carencia local o generalizada, permanente o intermitente de estos iones metálicos tan importantes para la vida. En estas circunstancias las enzimas no podrán desempeñar su importante papel en el metabolismo sobre los distintos procesos bioquímicos sobre los que actúan, y por tanto aparecerán desordenes metabólicos en el organismo. Siguiendo este criterio, se podría proponer la siguiente secuencia para ilustrar sintéticamente las relaciones entre la carencia de oligoelementos y la enfermedad funcional:

AMETALOSIS > ENZIMOPENIA > DISMETABOLISMO > ENFERMEDAD FUNCIONAL

Este concepto de carencia-enfermedad funcional/salud, tiene otra característica que es su reversibilidad. Por tanto, si aportamos aquel oligoelemento deficitario causante del desorden funcional, antes de que la enfermedad se haga irreversible, se compensará el déficit enzimático y el proceso se corregirá, despareciendo los signos y síntomas y volviendo de nuevo al estado óptimo de salud.

Terreno  y receptividad a las enfermedades:

Para comprender y ampliar el campo de acción de los oligoelementos, es necesario conocer además de la acción catalítica, la noción de “terreno”.

Hipócrates, ya habló de este terreno y su existencia fue probada experimentalmente sobre todo por Pasteur, quien afirmó “el microbio no es nada, el terreno  lo es todo”, es decir, la aparición de una enfermedad infecciosa, no depende solo del agente patógeno, sino de la susceptibilidad del huésped a dicho microorganismo. Si nuestras defensas son suficientes, los microbios no serán capaces de provocar una infección, pudiendo incluso convivir con nosotros como huéspedes. Si por el contrario, nuestras defensas se hacen deficientes el microbio acabará provocando una enfermedad infecciosa.

El Dr. Jacques Menètrier, uno de los pioneros de la oligoterapia, basándose en la noción de terreno, clasificó a los distintos tipos de enfermos según factores hereditarios, su receptividad o resistencia a ciertas enfermedades y su comportamiento físico o psicológico, determinando cuatro grandes tipos de terrenos a los que denominó diátesis, que se podrían definir como una predisposición mórbida, es decir, una cierta predisposición a contraer uno u otro tipo de enfermedad.

También descubrió que estas diátesis pueden modificarse y evolucionar, y que es posible gracias a la acción de los oligoelementos influenciar estas modificaciones.

Aunque existen aún muchas incógnitas en cuanto al mecanismo de acción de los oligoelementos, parece cada vez más evidente que ésta depende más de su presencia, de un efecto reequilibrante, regulador y fundamentalmente cualitativo más que cuantitativo, pues muchas veces se reestablece la normalidad funcional aunque no se detecten carencias e, incluso, existiendo en exceso.

De hecho, el límite entre lo funcional y lo orgánico es turbio y a menudo encontramos una mezcla de los dos estados en un mismo enfermo. Además, no debemos olvidar que en muchos casos una patología funcional es la antesala de una patología orgánica, y por tanto nunca debemos utilizar el término “funcional” como sinónimo de “psíquico”, pues nada más lejos de la realidad.

Menètrier dividió a sus pacientes en cuatro grandes grupos homogéneos según su forma de reaccionar, o sea en cuatro diátesis, que las llamó:

  • Diátesis I, artríticoalérgica o hiperreactiva
  • Diátesis II, artrotuberculosa o hiporreactiva
  • Diátesis III o distónica
  • Diátesis IV o anérgica
  • Posteriormente se añadió una diátesis V o síndrome de desadaptación con dos variantes, del eje hipófisis- gónadas y del eje hipófisis-páncreas.

Menètrier experimentó de manera científica aunque empírica, suministrando determinados oligoelementos o mezclas de ellos a estos cuatro grandes grupos, hasta descubrir una respuesta significativamente positiva de una determinada diátesis a la acción de estos oligoelementos, descubriendo así que la diátesis I, respondía positivamente al manganeso, la II al manganeso-cobre, la III al manganeso-cobalto, la IV al cobre-oro-plata, la desadaptación del eje hipófisis-gónadas al zinc-cobre y la desadaptación del eje hipófisis-páncreas al zinc-níquel-cobalto. A estos oligoelementos utilizados para corregir las tendencias de estas diátesis se les denominó diatésicos.

Sin embargo no son solo los oligoelementos diatésicos los usados en medicina funcional pues algunos trastornos funcionales atañen tan solo a un aparto o sistema independientemente de la diátesis a la que pertenezca el enfermo, pudiendo actuarse de manera específica con otros oligoelementos como el cobre, bismuto, yodo, litio, potasio, azufre, etc. A estos oligoelementos se le denominó no diatésicos o menores, pero no por su menor importancia sino por diferenciarlos de los primeros.

Dosis pequeñísimas del orden de milésimas de miligramo de sales de éstos metales altamente ionizados, que se administraban por vía sublingual con posologías a veces extrañas, del orden en ocasiones de 2 a 3 veces por semana, daban resultados extremadamente interesantes en numerosas patologías, por lo que durante decenios, la experimentación continuó especialmente en Francia, desarrollándose así la oligoterapia.

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